viernes, 14 de noviembre de 2014

¿Cuál es el sello del Espíritu Santo?
El Espíritu Santo es conocido como el “depósito,” el “sello,” y las “arras” en los corazones de los cristianos (2 Corintios 1:22; 5:5; Efesios 1:13-14; 4:30). El Espíritu Santo es el sello de Dios sobre Su pueblo, Su derecho sobre nosotros como Su propiedad. La palabra griega traducida como “arras” en estos pasajes es arrhabōn que significa “prenda,” esto es, parte del dinero de la compra o propiedad dada como enganche o anticipo para garantizar la seguridad de lo que resta. El don del Espíritu a los creyentes, es el pago inicial de nuestra herencia celestial, que Cristo prometió y aseguró para nosotros en la cruz. Debido a que el Espíritu nos ha sellado, estamos seguros de nuestra salvación. Nadie puede romper el sello de Dios.
El Espíritu Santo es dado a los creyentes como un “enganche” para asegurarnos que nuestra herencia completa como hijos de Dios nos será entregada. El Espíritu Santo nos es dado para confirmarnos que pertenecemos a Dios quien nos da Su Espíritu como un don o regalo, así como lo son la fe y la gracia (Efesios 2:8-9). A través del don del Espíritu, Dios nos renueva y santifica. Él produce en nuestros corazones esos sentimientos, esperanzas y deseos que son la evidencia de que somos aceptados por Dios, que somos considerados como Sus hijos adoptivos, que nuestra esperanza es genuina, y que nuestra recompensa y salvación están aseguradas, de la misma forma que un sello garantiza un testamento o un contrato. Dios nos concede Su Espíritu Santo como garantía de la promesa de que somos Suyos para siempre y que seremos guardados en el último día. La prueba de la presencia del Espíritu es Su operación en el corazón del creyente, la cual produce arrepentimiento, el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23), conformidad con los mandamientos y voluntad de Dios, una pasión por la oración y la alabanza, y amor por Su pueblo. Estas cosas son las evidencias de que el Espíritu Santo ha renovado el corazón del cristiano que ha sido sellado para el día de la redención.

Así es como a través del Espíritu Santo y el poder de Sus enseñanzas y guía, somos sellados y confirmados hasta el día de la redención, plenos y libres de la corrupción del pecado y de la tumba. Debido a que tenemos el sello del Espíritu en nuestros corazones, podemos vivir gozosamente, confiados en que nuestro lugar está asegurado en un futuro que guarda glorias inimaginables.
¿Cuál es el papel del Espíritu Santo en nuestras vidas en la actualidad?
De todos los dones dados por Dios a la humanidad, no hay uno más grande que la presencia del Espíritu Santo. El Espíritu tiene muchas funciones y actividades. Primero, Él trabaja en el corazón de toda la gente, en todas partes. Jesús les dijo a sus discípulos que Él enviaría al Espíritu al mundo para “convencer al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio” (Juan 16:7-11). Todos tienen una “conciencia de Dios,” ya sea que lo admitan o no, porque el Espíritu aplica las verdades de Dios en la propia mente del hombre, para convencerlos por medio de justos y suficientes argumentos de que son pecadores. La respuesta a esa convicción lleva al hombre a la salvación.
Una vez que somos salvados y pertenecemos a Dios, el Espíritu hace su morada en nuestros corazones para siempre, sellándonos con la confirmación, certificación y seguridad de la promesa de nuestro estado eterno como Sus hijos. Jesús dijo que Él nos enviaría al Espíritu para que fuera nuestro Ayudador, Consolador y Guía. “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre.” (Juan 14:16). La palabra griega traducida como su “Consolador” significa alguien que es llamado “al lado de” y tiene la idea de alguien que anima y exhorta. La frase “que esté” tiene que ver con Su residencia permanente en los corazones de los creyentes (Romanos 8:9; 1 Corintios 6:19, 20; 12:13). Jesús envió al Espíritu como una “compensación” por Su ausencia, para llevar a cabo las funciones que Él hubiera hecho en nosotros si hubiera permanecido físicamente entre nosotros.
Entre esas funciones está la de revelar la verdad. La presencia del Espíritu dentro de nosotros nos permite comprender e interpretar la Palabra de Dios. Jesús les dijo a Sus discípulos “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad;...” (Juan 16:13). Él revela a nuestras mentes todo el consejo de Dios, como lo relacionado con la adoración, la doctrina y la vida cristiana. Él es el guía fundamental, que va delante de nosotros, mostrando el camino, removiendo obstáculos, abriendo el entendimiento y haciendo todas las cosas claras y evidentes. Él nos conduce por el camino que debemos andar en todas las cosas espirituales. Sin tal guía, estaríamos expuestos a caer en el error. Una parte crucial de la Verdad que Él revela, es que Jesús es quién Él dijo Ser (Juan 15:26; 1 Corintios 12:3). El Espíritu nos convence de la deidad y procedencia de Cristo, Su encarnación, Su identidad como el Mesías, Sus sufrimientos y muerte, Su resurrección y ascensión, Su exaltación a la diestra de Dios, y Su función como Juez de todo. Él da gloria a Cristo en todas las cosas (Juan 16:14)
Otra de Sus funciones es la de conceder dones. 1 Corintios 12 describe los dones espirituales otorgados a los creyentes para que podamos funcionar como el cuerpo de Cristo en el mundo. Todos estos dones, tanto grandes como pequeños, son dados por el Espíritu para que podamos ser Sus embajadores en el mundo, mostrando Su gracia y glorificándolo.
El Espíritu también funciona como productor del fruto en nuestras vidas. Cuando Él habita en nosotros, Él comienza a trabajar para cosechar Su fruto en nuestras vidas – amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza (Gálatas 5:22-23). Estas no son las obras de nuestra carne, la cual es incapaz de producir tal fruto, sino que es el producto de la presencia del Espíritu en nuestras vidas.

El conocimiento de que el Espíritu Santo de Dios ha hecho su residencia en nuestras vidas, que Él produce todas estas funciones milagrosas, que Él mora con nosotros para siempre y nunca nos dejará o desamparará, es causa de gran gozo y consuelo. ¡Gracias a Dios por este precioso Don – el Espíritu Santo y Su obra en nuestras vidas!...
¿Cuál fue el papel del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento?
El papel del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento es muy parecido a Su papel en el Nuevo Testamento. Cuando hablamos del papel del Espíritu Santo, podemos discernir cuatro áreas generales en las que el Espíritu Santo trabaja: 1) regenerando, 2) residiendo (o llenando), 3) restringiendo, y 4) capacitando para el servicio. La evidencia de estas áreas de la obra del Espíritu Santo está presente tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
La primera área de trabajo del Espíritu está en el proceso de regeneración. Otra palabra para regenerar es “renacer,” de donde procede el concepto de “nacer de nuevo.” El texto clásico de la prueba de esto se encuentra en el Evangelio de Juan: “En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.” (Juan 3:3). Esto lleva a la pregunta: ¿qué tiene que ver esto con la obra del Espíritu en el Antiguo Testamento? Más adelante en Su diálogo con Nicodemo, Jesús le dijo: “Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? (Juan 3:10). El punto que Jesús quería establecer, es que Nicodemo debía haber sabido la verdad de que el Espíritu Santo es la fuente de la vida nueva, porque así es revelado en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, Moisés les dijo a los israelitas antes de entrar a la Tierra Prometida que “el SEÑOR tu Dios circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que ames al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.” (Deuteronomio 30:6). Esta circuncisión del corazón es la obra del Espíritu de Dios y únicamente puede ser realizada por Él. También vemos el tema de la regeneración en Ezequiel 11:19-20 y Ezequiel 36:26-29.
El fruto de la obra de regeneración del Espíritu es la fe (Efesios 2:8). Ahora sabemos que había hombres de fe en el Antiguo Testamento, porque Hebreos 11 nombra a muchos de ellos. Si la fe es producida por el poder regenerador del Espíritu Santo, entonces este debe ser el caso de los santos del Antiguo Testamento, quienes miraron la cruz en el futuro, creyendo que lo que Dios había prometido respecto a su redención sucedería. Ellos recibieron las promesas y “… habiéndolas visto y aceptando con gusto desde lejos” (Hebreos 11:13), aceptando por fe que lo que Dios había prometido, también lo cumpliría.
El segundo aspecto de la obra del Espíritu en el Antiguo Testamento es Su permanencia, o llenura. Aquí es donde aparece la mayor diferencia entre los roles del Espíritu en el Antiguo y en el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento enseña que la morada del Espíritu Santo es permanente en los creyentes (1 Corintios 3:16-17; 6:19-20). Cuando ponemos nuestra fe en Cristo para salvación, el Espíritu Santo viene a morar dentro de nosotros. El Apóstol Pablo llama a esta morada permanente la “garantía de nuestra herencia” (Efesios 1:13-14). En contraste con esta obra en el Nuevo Testamento, la permanencia del Espíritu en el Antiguo Testamento era selectiva y temporal. El Espíritu “vino sobre” personas del Antiguo Testamento tales como Josué (Números 27:18), David (1 Samuel 16:12-13) y aún Saúl (1 Samuel 10:10). En el libro de los Jueces, vemos que el Espíritu “vino sobre” varios jueces a quienes Dios levantó para librar a Israel de sus opresores. El Espíritu Santo descendía sobre estas personas para tareas específicas. La presencia del Espíritu Santo era una señal del favor de Dios sobre esa persona (en el caso de David), y si el favor de Dios dejaba a la persona, el Espíritu se apartaba (p.ej. el caso de Saúl en 1 Samuel 16:14). Finalmente cuando el Espíritu “venía sobre” una persona, no siempre era indicativo de la condición espiritual de la persona (p. ej. Saúl, Sansón, y muchos de los jueces). Así que mientras que en el Nuevo Testamento el Espíritu solo mora en los creyentes y Su morada es permanente, en el Antiguo Testamento, el Espíritu venía sobre ciertos individuos para una tarea específica, independientemente de su condición espiritual. Una vez que la tarea era concluida, el Espíritu presumiblemente partía de esa persona.
El tercer aspecto de la obra del Espíritu en el Antiguo Testamento, es Su refrenamiento del pecado. Génesis 6:3 parece indicar que el Espíritu Santo refrenó la pecaminosidad del hombre, y que este freno puede ser retirado cuando la paciencia de Dios respecto al pecado alcanza su “punto de ebullición.” Esta creencia es secundada en 2 Tesalonicenses 2:3-8, cuando al final de los tiempos una creciente apostasía señalará la venida del juicio de Dios. Hasta el tiempo pre-ordenado, cuando el “hombre de pecado” (v.3) sea revelado, el Espíritu Santo está refrenando el poder de Satanás y éste se apartará sólo cuando haya cumplido Sus propósitos para hacerlo.
El cuarto y último aspecto de la obra del Espíritu en el Antiguo Testamento, es el capacitar para el servicio. De manera muy parecida a cómo operan los dones en el Nuevo Testamento, el Espíritu capacitaba a ciertas personas para servir. Consideremos el ejemplo de Bezaleel en Éxodo 31:2-5 quien fue dotado para hacer gran parte de la obra de arte relacionada con el Tabernáculo. Además, recordando la morada selectiva y temporal del Espíritu Santo mencionada anteriormente, vemos que estos individuos eran capacitados para realizar ciertas tareas, tales como gobernar sobre el pueblo de Israel (p.ej. Saúl y David).
También podríamos mencionar el papel del Espíritu en la creación. Génesis 1:2 habla de que “el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas,” supervisando la obra de la creación. De forma similar, el Espíritu es el responsable de la obra de la nueva creación (2 Corintios 5:17) ya que Él es quien trae a las personas al reino de Dios a través de la regeneración.
Con todo, el Espíritu realiza gran parte de las mismas funciones en los tiempos del Antiguo Testamento, así como lo hace en la era actual. La mayor diferencia es la residencia permanente del Espíritu en los creyentes de ahora. Como Jesús dijo respecto a este cambio en el ministerio del Espíritu, “pero vosotros sí le conocéis porque mora con vosotros y estará en vosotros.” (Juan 14:17).


¿Qué significa contristar o apagar al Espíritu Santo?
Cuando la palabra “apagar” es usada en la Escritura, está hablando de reprimir el fuego. Cuando los creyentes se ponen el escudo de la fe, como parte de la armadura de Dios (Efesios 6:16), ellos están reprimiendo el poder de los dardos de fuego de Satanás. Cristo describe el infierno como un lugar donde el fuego nunca se “apaga” (Mr. 9:44, 46, 48). De la misma manera, el Espíritu Santo es un fuego que mora en cada creyente. El quiere expresarse a Sí mismo en nuestras acciones y actitudes. Cuando los creyentes no permiten que el Espíritu sea visto en sus acciones, cuando hacemos lo que sabemos que está mal, entonces reprimimos o “apagamos” al Espíritu. No permitimos que el Espíritu se revele a Sí mismo de la manera que Él lo desea.
Para comprender lo que significa “contristar” al Espíritu, debemos entender primeramente que este es una característica de la personalidad. Sólo una persona puede ser “contristada”; por lo tanto, el Espíritu debe ser una persona para poder tener esta emoción. Una vez que comprendemos este aspecto, podemos entender mejor cómo Él es “contristado,” especialmente porque nosotros también somos contristados. Efesios 4:30 nos dice que no debemos “contristar” al Espíritu. Basémonos en el pasaje para entender lo que Pablo quiere decirnos. Podemos “contristar” al Espíritu al vivir como paganos (4:17-19), al no oponer resistencia a nuestra naturaleza de pecado (4:22-24), al mentir (4:25), al airarnos (4:26-27), al robar (4:28), al maldecir (4:29), al amargarnos (4:31), al no perdonar (4:32), al cometer inmoralidad sexual (5:3-5). “Contristar” al Espíritu es actuar de manera pecaminosa, ya sea de pensamiento y hechos, o solamente de pensamiento.

“Apagar” y “contristar” al Espíritu son ambos similares en sus efectos; ambos impiden un estilo de vida piadoso. Ambos suceden cuando un creyente peca contra Dios y sigue sus propios deseos mundanos. El único camino correcto por seguir es el camino que lleva a un creyente más cerca de Dios y la pureza, y más lejos del mundo y el pecado. Así como a nosotros no nos gusta ser contristados, y así como tampoco buscamos reprimir lo que es bueno – así también no debemos contristar o apagar al Espíritu Santo al rehusar escuchar Su guía.
¿Qué es el fruto del Espíritu?
Gálatas 5:22-23 nos dice, “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza...” El fruto del Espíritu Santo es el resultado de la presencia del Espíritu Santo en la vida de un cristiano. La Biblia dice claramente que cada uno recibe al Espíritu Santo en el momento en que cree en Jesucristo (Romanos 8:9; 1 Corintios 12:13; Efesios 1:13-14). Uno de los principales propósitos del Espíritu Santo al entrar en la vida de un cristiano, es el de cambiar esa vida. Es el trabajo del Espíritu Santo conformarnos a la imagen de Cristo, haciéndonos más parecidos a Él.
El fruto del Espíritu Santo está en directo contraste con los hechos de la naturaleza pecaminosa en Gálatas 5:19-21, “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas, acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” Gálatas 5:19-21 describe cómo es la gente, en mayor o menor grado, cuando no conocen a Cristo, y por lo tanto no están bajo la influencia del Espíritu Santo. Nuestra carne de pecado produce este tipo de fruto (Gálatas 5:19-21), y el Espíritu Santo produce el otro tipo de fruto (Gálatas 5:22-23).

La vida cristiana es una batalla entre las acciones de la naturaleza de pecado, y el fruto del Espíritu Santo. Como seres humanos caídos, aún estamos atrapados en un cuerpo que desea las cosas pecaminosas (Romanos 7:14-25). Como cristianos, tenemos al Espíritu Santo produciendo Su fruto en nosotros, y contamos con Su poder para que conquistemos los actos de la naturaleza de pecado (2 Corintios 5:17; Filipenses 4:13). Un cristiano nunca será completamente victorioso en demostrar siempre el fruto del Espíritu Santo. Sin embargo es uno de los principales propósitos de la vida cristiana, al permitir que progresivamente el Espíritu Santo produzca más y más de Su fruto en nuestras vidas y conquiste nuestros opuestos deseos pecaminosos. Dios desea que nuestras vidas muestren el fruto del Espíritu... y con la ayuda del Espíritu Santo, ¡esto es posible!
¿Sabía usted que el símbolo hebreo para el número 6 es el mismo símbolo que cada línea en el logo bebida energética Monster? Las tres líneas que parecen formar la letra M en realidad son 666 traducido al idioma hebreo. El número bíblico de la bestia es 666, por lo que eso significa ‘Monster’ está llamando a Satanás con su logotipo. Además, echa un vistazo a lo que dice “dar rienda suelta a la bestia” en la lata.
¿Qué significa andar en el Espíritu?
Los creyentes tienen el Espíritu de Cristo, la esperanza de gloria, dentro de ellos (Colosenses 1:27). Aquellos que andan en el Espíritu lo mostrarán cotidianamente, en constante santidad. Esto se deriva del haber elegido conscientemente por la fe, confiar en el Espíritu Santo para ser guiados en pensamiento, palabra, y acciones (Romanos 6:11-14). La negligencia de depender de la guía del Espíritu Santo, resultará en un creyente que no viva a la altura del llamado y a la posición que provee la salvación (Juan 3:3; Efesios 4:1; Filipenses 1:27). Podemos saber que estamos andando en el Espíritu si nuestras vidas muestran el fruto del Espíritu, el cual es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza (Gálatas 5:22-23). Andar en el Espíritu es lo mismo que permitir que la Palabra de Cristo, (la Biblia), more en abundancia en nosotros (Colosenses 3:16).

El resultado es agradecimiento, alabanzas y gozo (Efesios 5:18-20; Colosenses 3:16). Los hijos de Dios serán guiados por el Espíritu de Dios (Romanos 8:14). Cuando los cristianos eligen no andar en el Espíritu, y por lo tanto pecan, contristándolo, se ha provisto su restauración a través de la confesión de sus pecados (Efesios 4:30; 1 Juan 1:9). “Andar en el Espíritu” es seguir la guía del Espíritu. Es en esencia “caminar con” el Espíritu, permitiéndole que guíe tus pasos y transforme tu mente. Para resumir, así como hemos recibido a Cristo por fe, Él nos pide que andemos en Él por la fe, hasta que seamos llevados al cielo y escuchemos del Maestro, “¡Bien hecho!” (Colosenses 2:5; Mateo 25:23)
¿Cuál es el don de hablar en lenguas?
El primer acontecimiento de hablar en lenguas se produjo en el Día de Pentecostés; lo encontramos en el libro de los Hechos 2:1 al 4. Los apóstoles salieron y compartieron el Evangelio con las multitudes, hablándoles en su propia lengua, “¡Les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios!” (Hechos 2:11). La palabra griega traducida “lenguas”, literalmente significa “idiomas”. Por tanto, el don de lenguas es hablar en un idioma que una persona no conoce, a fin de ministrar a alguien que habla ese idioma. En 1ª Corintios capítulos 12 al 14, donde Pablo habla de dones milagrosos, comenta, “Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablase con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina?” (1ª Corintios 14:6). De acuerdo con el Apóstol Pablo, y de acuerdo con las lenguas descritas en Hechos, hablar en lenguas es valioso para aquel que escucha el mensaje de Dios en su propio idioma, pero es inútil para todos los demás - a menos que sea interpretado / traducido.
Una persona con el don de interpretar lenguas (1ª Corintios 12:30) podría entender lo que uno que habla en lenguas está diciendo, aunque no conozca el idioma que está siendo hablado. El intérprete de las lenguas comunicaría entonces el mensaje del que habla en lenguas a todos los demás, de manera que todos pudieran entender. “Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla” (1ª Corintios 14:13). La conclusión de Pablo en cuanto a lenguas no interpretadas es poderosa, “Pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida” (1ª Corintios 14:19).
¿Es el don de lenguas para hoy en día? 1ª Corintios 13:8 menciona que cesa el don de lenguas, aunque asocia la cesación con la llegada de lo “perfecto” en 1ª Corintios 13:10. Algunos apuntan a una diferencia en el idioma cuando dice “cesando” respecto a la profecía y el conocimiento y “siendo cesadas” para las lenguas, como evidencia de que las lenguas cesan antes de la llegada de lo “perfecto”. Mientras sea posible, esto no es explícitamente claro a juzgar por el texto. Algunos también apuntan a los pasajes tales como Isaías 28:11 y Joel 2:28-29 como una evidencia de que hablar en lenguas era una señal del juicio venidero de Dios. 1ª Corintios 14:22 describe las lenguas como una “señal para los incrédulos”. De acuerdo con este argumento, el don de lenguas era una advertencia para los judíos de que Dios iba a juzgar a Israel por rechazar a Jesucristo como Mesías. Por tanto, cuando Dios de hecho juzgó a Israel (con la destrucción de Jerusalén por los Romanos en el año 70 d. C.), el don de lenguas dejaría de servir para su propósito deseado. Mientras este punto de vista es posible, el propósito principal de las lenguas, que ha sido llevado a cabo, no necesariamente demanda su cesación. La Escritura no afirma concluyentemente que el don de hablar en lenguas ha cesado.
Al mismo tiempo, si el don de hablar en lenguas estuviera activo en la iglesia de hoy en día, éste sería ejecutado de acuerdo con la Escritura. Sería un idioma real y comprensible (1ª Corintios 14:10). Tendría el propósito de comunicar la Palabra de Dios con una persona que habla otro idioma (Hechos 2:6-12). Sería en acuerdo con el mandato que Dios dio a través del Apóstol Pablo, “Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios (1ª Corintios 14:27-28). También debe ser en obediencia a 1ª Corintios 14:33, “Pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz.”
Dios definitivamente puede dar a una persona el don de hablar en lenguas para facilitar la comunicación con una persona que habla otro idioma. El Espíritu Santo es soberano en la distribución de los dones espirituales (1ª Corintios 12:11). Solamente imagínese cuánto más productivos podrían ser los misioneros si no tuvieran que ir a una escuela de idiomas, e instantáneamente fueran capaces de hablar a la gente en su propio idioma. Sin embargo, Dios no parece estar haciendo esto. Las lenguas no parecen ocurrir hoy en día en la forma que lo hacían en el Nuevo Testamento, a pesar del hecho de que sería sumamente provechoso. La vasta mayoría de creyentes que demandan practicar el don de hablar en lenguas, no lo hacen en acuerdo con la Escritura mencionada arriba. Estos hechos conducen a la conclusión de que el don de lenguas ha cesado, o es al menos una rareza en el plan de Dios para la iglesia hoy.

Aquellos que creen en el don de lenguas como un “lenguaje de oración” para edificación propia obtienen su punto de vista de 1ª Corintios 14:4 y/o 14:28, “El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia”. Por todo el capítulo 14, Pablo está enfatizando la importancia de tener interpretadas (traducidas) las lenguas, vea 14:5-12. Lo que Pablo está diciendo en el versículo 4 es, “Si usted habla en lenguas sin interpretación, no está haciendo nada más que edificarse a sí mismo, apareciendo más espiritual que otros. Si usted habla en lenguas y las interpreta, usted edifica a todos”. El Nuevo Testamento en ningún lugar da instrucciones específicas sobre “orar en lenguas”. En ningún lugar en el Nuevo Testamento da un propósito de “hablar en lenguas”, o describe específicamente a una persona “orando en lenguas”. Además, si “orar en lenguas” es para edificación propia, ¿no sería eso injusto para aquellos que no tienen el don de lenguas y quienes por tanto no están en capacidad de edificarse a ellos mismos? 1ª Corintios 12:29-30 claramente indica que no todos tienen el don de hablar en lenguas.
¿Qué es el bautismo del Espíritu Santo?
El bautismo del Espíritu Santo puede ser definido como la obra mediante la cual el Espíritu de Dios coloca al creyente, al momento de la salvación, en unión con Cristo y en unión con otros creyentes en el Cuerpo de Cristo. 1 Corintios 12:12-13 y Romanos 6:1-4 son los pasajes centrales en la Biblia donde encontramos esta doctrina. 1 Corintios 12:13 dice, “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.” Romanos 6:1-4 dice: “¿Qué pues diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿Cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús hemos sido bautizados en Su muerte? Porque somos sepultados juntamente con Él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.” Aunque Romanos 6 no menciona específicamente el Espíritu de Dios, sí describe a los creyentes posicionalmente delante de Dios y 1 Corintios 12 nos dice cómo sucede esto.
Son necesarios tres factores para buscar lo que nos ayude a concretar nuestra comprensión del bautismo del Espíritu. Primero, 1 Corintios 12:13 dice claramente que todos hemos sido bautizados, así como también se nos dio a beber de un mismo Espíritu (la morada del Espíritu). Segundo, en ninguna parte de la Escritura se exhorta a los creyentes a ser bautizados con / en / por el Espíritu. Esto indica que todos los creyentes han experimentado este ministerio. Por último, Efesios 4:5 parece referirse al bautismo del Espíritu. Si este es el caso, el bautismo del Espíritu es una realidad en cada creyente, al igual que lo son “una fe” y “un Padre.”

En conclusión, el bautismo del Espíritu Santo hace dos cosas, (1) nos une al Cuerpo de Cristo, y (2) realiza nuestra co-crucifixión con Cristo. El estar en Su cuerpo significa que somos resucitados con Él a una vida nueva (Romanos 6:4). Debemos entonces ejercitar nuestros dones espirituales para mantener funcionando ese cuerpo apropiadamente como se nos dice en el contexto de 1 Corintios 12:13. El experimentar el bautismo de un mismo Espíritu sirve como base para guardar la unidad en la iglesia, como está en el contexto de Efesios 4:5. Estando asociados con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección a través del bautismo del Espíritu, establece las bases para estar conscientes de nuestra separación del poder perseverante del pecado y nuestro caminar en una vida nueva (Romanos 6:1-10, Colosenses 2:12).
¿Cuándo / Cómo recibimos el Espíritu Santo?
El apóstol Pablo enseñó claramente que nosotros recibimos al Espíritu Santo en el momento que creemos en Jesucristo como nuestro Salvador. 1 Corintios 12:13 declara, “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.” Romanos 8:9 nos dice que si una persona no tiene el Espíritu Santo, no pertenece a Cristo. “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él.” Efesios 1:13-14 nos enseña que el Espíritu Santo es el sello de salvación para todos los que creen. “En Él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación y habiendo creído en Él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de Su gloria.”
Estas tres Escrituras hacen claro que el Espíritu Santo se recibe al momento de la salvación. Pablo no podría decir que todos nosotros fuimos bautizados por un solo Espíritu y que a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu, si es que no todos los creyentes corintios tuvieran al Espíritu Santo. Romanos 8:9 es aún más fuerte. Si una persona no tiene el Espíritu, ésta no pertenece a Cristo. Por lo tanto, la posesión del Espíritu es un factor identificador de la posesión de la salvación. Más aún, el Espíritu Santo no podría ser el “sello de salvación” (Efesios 1:13-14) si Él no fuera recibido al momento de la salvación. Muchas Escrituras aseguran claramente que nuestra salvación es asegurada al momento de recibir a Cristo como Salvador.

Esta discusión es controversial, porque los ministerios del Espíritu Santo con frecuencia son confundidos. El recibir y la permanencia del Espíritu en nosotros ocurren al momento de la salvación. La llenura del Espíritu Santo es un proceso paulatino en la vida cristiana. Mientras nosotros sostenemos que el bautismo del Espíritu también ocurre al momento de la salvación, algunos cristianos no coinciden. Esto algunas veces da como resultado que el bautismo del Espíritu sea confundido con el “recibir el Espíritu” y lo ven como un acto posterior a la salvación. En conclusión, ¿Cuándo recibimos al Espíritu Santo? El Espíritu Santo se convierte en nuestra posesión permanente al momento de creer.

martes, 28 de octubre de 2014

                La Llenura del Espíritu Santo

"No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu".

Efesios 5:18

Aunque el bautismo en el Espíritu Santo ocurre una sola vez, al momento de la salvación, la llenura del Espíritu es algo que puede ocurrir múltiples veces. La Biblia no nos ordena a buscar el bautismo en el Espíritu Santo, pero sí nos ordena a ser llenos del Espíritu Santo(Efesios 5:18.) Para un estudio relacionado sobre el tema puede leer el Significado del Bautismo con el Espíritu Santo.  Es importante reconocer la diferencia entre el ser "bautizado por el Espíritu" y el ser "lleno del Espíritu".  Hay un solo bautismo. (Efesios 4:5)que nos une al cuerpo de Cristo y nos abre la puerta a todas las bendiciones que conlleva ser parte de la iglesia de Dios (1 Corintios 12:13). El ser lleno del Espíritu es una de esas bendiciones que usted debe buscar de continuo en su vida.
El papel del Espíritu Santo es primordial en la obra de la iglesia y el ser llenos del poder del Espíritu de Dios es de vital importancia para todo creyente. Jesús dijo a sus discípulos "Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo" (Hechos 1:8). Personalmente creo que Jesús habló estas palabras en referencia a la llenura que los creyentes habían de recibir cuando el Espíritu Santo viniera sobre ellos. Mas adelante veremos como esto es cierto por medio de la Biblia, pero por ahora solo quiero hacer claro que todos los creyentes están en la misma posición de poder ser llenos del Espíritu. Dios no tiene favoritos. Si usted busca de Dios será lleno de Dios.
Controlados Por El Espíritu
La palabra griega traducida "sed llenos" es "pleroo", esta en forma presente imperativa y se refiere a estar completamente saturados hasta lo máximo de algo. Esta palabra da la idea de ser completamente controlados (guiados) por el Espíritu Santo, Es estar bajo su total dominio aunque sein perder de vista quienes somos y que hacemos. La palabra "pletho" usada en Hechos 2:2 está en forma pasiva indicativa y tiene que ver con el estado de "haber sido lleno", tal como aquellos que estaban en el aposento alto el día de Pentecostés.
En Efesios 5:18, el apóstol Pablo hace una comparación entre el efecto del alcohol y el efecto del Espíritu Santo. Una persona que se embriaga con vino (alcohol) será controlada en todas las áreas de su vida. La persona pierde de sí misma y es el alcohol quién controla sus acciones. El producto de ser controlado por el alcohol es el descontrol y la contienda (disolución).
Como contraste, aquella persona que es controlada, "embriagada", o saturada del Espíritu Santo será una persona que dejará de ser su carne y será entonces el Espíritu Santo quién controle su vida. A diferencia de los resultados que produce el alcohol, el creyente que es lleno del Espíritu será un creyente en victoria, de santidad y servirá de edificación a la obra de la iglesia.
Solo Para Cristianos
Solo aquellos que han sido bautizados por el Espíritu Santo, pueden ser llenos del Espíritu Santo. Se necesita ser cristiano nacido de nuevo, identificado con Cristo y tener el Espíritu de Dios habitando dentro de nuestra vida para poder ser llenos del Espíritu. Esto me recuerda las bombas que se usan para sacar agua de los pozos o cisternas. Estas necesitan ser "sangradas" para que puedan trabajar. Este proceso requiere que se eche agua dentro de la bomba para que esta pueda usar el agua que se le pone como fuente de succión para poder sacar mas agua. Cuando la bomba no es sangrada, no importa lo mucho que usted trate, el agua no sube. Lo mismo pasa cuando buscamos la llenura del Espíritu Santo. Para poder ser llenos del Espíritu, necesitamos haber sido "habitados" por el Espíritu. Un inconverso no puede ser lleno del Espíritu porque no tiene el Espíritu.
TRES ASPECTOS DE LA LLENURA
La llenura del Espíritu Santo actúa en la vida del creyente en tres áreas. Estos aspectos son la llenura inicial, la llenura normal y la llenura especial. Abajo estaremos explicando lo que significa cada una.
La Llenura Inicial
La llenura inicial es aquella por la cual se experimenta el Poder del Espíritu Santo por primera vez. Esta llenura puede ocurrir al momento de la salvación (junto con el Bautismo con el Espíritu Santo) o no mucho tiempo después. (Hechos 8:15, 16; 9:17; Hechos 10:44) Es cuando el Espíritu Santo viene sobre la persona y la llena de su poder para funcionar como creyente. Algo ocurre en la persona que la hace sentir distinta, pero la evidencia más común es la de querer compartir el mensaje de Cristo con otras personas. Esto es consistente con las palabras de Jesús que dijo a sus discípulos, "y recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra" (Hechos 1:8). Es lo que muchos han llamado "el fuego del primer amor".  Cuando el Espíritu Santo viene con poder "llenador" sobre una persona el resultado es que " se convierte en un testigo". Un testigo es uno que da testimonio de algo. En este caso se dará testimonio de Jesucristo, se querrá hablar de Jesús a todo el mundo.
La palabra traducida al español "poder", es la palabra griega "dunamis", de donde proviene la palabra "dinamita". Eso es lo que se recibe con la llenura del Espíritu Santo. Dinamita para poder funcionar con poder en la obra del Señor.
Existen algunas experiencias que en ocasión se hacen manifiestas en aquellos que son llenos del Espíritu Santo. Todas las experiencias inmediatas no son iguales, así que no debemos esperar que todo el mundo reaccione de la misma manera.  Algunos creen que todos deben hablar " lenguas extrañas" pero esa teoría no puede ser respaldada bíblicamente.   Para un estudio sobre las lenguas recomendamos leer nuestro estudio titulado "El Bautismo con el Espíritu Santo y las Lenguas Extrañas".  Lo que sí debe ocurrir en todos es que aquel que ha sido/ es  lleno del Espíritu Santo es que deseará hablar de Cristo (dar testimonio) a todo el que se encuentra. Esto es más que una simple emoción pasajera. No es producto de los sentimientos sino del poder del Espíritu Santo obrando en la vida de la persona.  Esto es algo genuino. El que ha tenido la experiencia de la llenura del Espíritu Santo crece y permanece. El Espíritu Santo quita el miedo y da poder y confianza "porque no nos ha dado Dios Espíritu de temor...".  Jesucristo dijo: "…pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra." (Hechos 1:8) La llenura del poder del Espíritu Santo También da palabras a quien no es salvo y aunque sea un "Cristo te ama" deseará decir a alguien. Creo que esta llenura inicial viene como regalo de Dios a los que de corazón ser arrepienten y vienen a Él. Por esa razón dice la Biblia que Pablo preguntó a los samaritanos que se encontró en Efeso, "¿recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?"(Hechos 19:2). Esta llenura inicial es parte del "paquete de salvación". Es lo que produce ese fuego del "primer amor".  Los Samaritanos de Efeso conocían el bautismo de Juan pero no conocían la obra completa del Espíritu Santo bautizando y llenando, por lo tanto debían ser expuestos a la clara doctrina bíblica de ser llenos (controlados/ guiados con poder) del Espíritu Santo.  Si ellos habían "creído" en el mensaje de la cruz de Cristo como parece haber sido la situación,  entonces ellos habían sido "bautizados" por el Espíritu Santo y 'unidos' de esa manera al cuerpo místico de Cristo y formaban parte de la iglesia.  También debían tener el Espíritu Santo morando dentro de ellos pues sin esa operación permanente del Espíritu no se puede considerar una persona salvada (Romanos 8:9).
Aunque esta llenura inicial de poder es muy importante y muy necesaria, puede pasar y dejar de tener su efecto inicial, si la persona se descuida en su vida Espiritual.  Por eso es necesario seguir siendo lleno del Espíritu continuamente.  El Cristiano no necesita volver a ser habitado por el Espíritu Santo otra vez.  Eso ocurre una vez y para siempre.   Pongamos un ejemplo como ilustración.  Es como cuando usted se compra un automóvil nuevo y la compañía que le vende el automóvil le llena el tanque de gasolina gratis por haber comprado el carro. Luego le dice "por haber comprado este auto con nosotros usted tiene como 'garantía' acceso a toda la gasolina y todo servicio de mantenimiento y reparación necesarios para que su carro siga funcionando correctamente".  Usted sale a pasear y está muy contento con su carro. Lo lleva a que todos sus amigos y familiares lo vean. Se va de paseo y quiere que el mundo se entere de que usted tiene un carro nuevo, se siente como un rey, como la persona más importante y más feliz del mundo. Pero a ese carro nuevo hay que darle mantenimiento. Hay que seguir echándole gasolina. Hay que chequear el aceite, y las llantas. Si usted no se mantiene velando su carro y beneficiándose de la garantía ofrecida gratuitamente por la agencia que le vendió su carro, llegará el día que se quedará sin gasolina o sin gomas o sin aceite y no podrá seguir funcionando. Su automóvil ya no necesita una llenura de gasolina inicial, ya usted "la agencia" se la dio. Tampoco necesita la llenura inicial de aceite. Lo que ahora necesita es el mantenimiento normal que requiere un automóvil. La llenura del Espíritu Santo es igual. Dios te regala la primera llenura o derramamiento del Espíritu como parte de la salvación. Las demás llenuras dependen de su búsqueda y dependencia de esa fuente inagotable que le ha sido dada y garantizada por Dios. Depende de su disposición Espiritual a querer seguir siendo lleno. La palabra traducida "sed llenos" lleva consigo la idea de que sea algo continuo. La llenura no es algo que recibimos una vez y nos olvidamos. Es algo que requiere constancia, búsqueda persistente.
Una persona que ha sido llena del Espíritu Santo, puede volver a ser llena una y otra vez. Esta llenura inicial se hizo evidente en los apóstoles y los que estaban en el aposento alto el día de Pentecostés. La Biblia nos dice: "y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen" (Hechos 2:4). Uno de aquellos que fue lleno del Espíritu Santo en el día de Pentecostés fue el apóstol Pedro quién se puso en pie y comenzó a predicar a la multitud que estaba reunida en aquel lugar para celebrar la fiesta. Pedro el que había negado enfáticamente a Jesús unos cincuenta días atrás, ahora se enfrenta ante la gran multitud, "lleno del Espíritu Santo" y les habla de las maravillas de Dios sin temor alguno. Eso es verdadero "poder Pentecostal".
La Llenura Continua Del Creyente - ¿Para Qué?
  • Para una vida espiritual
La llenura continua o normal es la llenura que necesitan tener los creyentes para poder vivir una vida victoriosa día tras día.  No todos los creyentes tienen esta llenura.  Algunos creyentes que recibieron la llenura inicial, no se preocuparon por su vida Espiritual y terminaron vacíos. Aunque son creyentes y son salvos, son creyentes que no buscaron seguir siendo llenos del Espíritu Santo. Estos son los creyentes que se quedan niños en la fe. Estos no maduran a un nivel mas alto de vida cristiana y muchos terminan siendo creyentes carnales. La llenura normal del creyente es necesaria para poder vivir una vida Espiritual victoriosa. Esta llenura proviene del dejarse guiar por el Espíritu Santo, de la búsqueda en oración y sometimiento a la Palabra.
Si usted es o desea ser líder en la iglesia, lo más importante no es lo mucho que usted sepa de Biblia aunque eso es necesario. Lo más importante es que usted sea una persona llena del Espíritu Santo de Dios. Si usted sabe mucho de Biblia pero no está lleno del Espíritu de Dios, tendrá dificultad en su ministerio.  En el libro de Hechos cuando los apóstoles vieron la necesidad de elegir siete hombres (los primeros diáconos) para que ayudaran a servir las mesas de los necesitados, buscaron hombres que fueran “llenos del Espíritu Santo.”
Hechos 6:2,3
Entonces lo doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, entre vosotros, siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de Sabiduría, a quienes encarguemos este trabajo".
Uno de los requisitos era que "fueran llenos del Espíritu Santo". Entre aquellos hombres, dice la Biblia, se escogió a Esteban. El hecho de que los apóstoles indicaran que los varones debían ser llenos del Espíritu Santo, nos da a entender dos cosas (1) la importancia que es el ser vivir una vida estando lleno del Espíritu y (2) no todos estaban viviendo vidas llenas del Espíritu.  Esto establece claramente la diferencia entre “bautismo por el Espíritu” y “llenura del Espíritu”.  El bautismo le une al cuerpo de Cristo, la llenura le capacita para funcionar con altura Espiritual dentro del cuerpo de Cristo.  Los apóstoles no estaban buscando a varones que una vez fueron llenos del Espíritu Santo, ni que acababan de ser recientemente llenos del Espíritu Santo. Tampoco buscaban varones que estuvieran planeando ser llenos del Espíritu Santo. Ellos querían varones que estuvieran viviendo una vida llena del Espíritu Santo. También nos da a entender que al parecer había algunos que aunque pertenecían al grupo de creyentes, no estaban viviendo llenos del Espíritu Santo.
Una persona que está llena del Espíritu es una persona que produce los frutos de Gálatas 5:22-23. El apóstol Pablo nos dice "Andad en Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne". Es decir, debemos andar "por medio" o "siendo controlados" por el Espíritu Santo, es alguien que en todo tiempo "anda siendo guiado" por el Espíritu. No hace falta nada extraordinario, nada especial, nada espectacular. Simplemente hace falta dejarse guiar por el Espíritu Santo. Eso es ser una persona llena del Espíritu.
El apóstol continúa con una lista del fruto del Espíritu. "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza" (Gálatas 5:22-26).
  • Para Soportar La Tentación y Vencier el Pecado
Este ejemplo perfecto lo tenemos en Jesús. Dice la Biblia que Jesús fue "lleno del Espíritu Santo" y después de esto fue tentado. (Mateo 3:16- 4:11) Jesús venció la tentación. Como creyentes estamos llamados a vencer la tentación. En Santiago 1:12 dice: "Bienaventurado el varón que soporta la tentación, porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman". Todos queremos la corona de vida, pero esta viene después que hayamos vencido la tentación. Para poder vencer la tentación tenemos que estar llenos del Espíritu Santo. Nuestra lucha no es carnal, es Espiritual.
La mayoría de los creyentes hemos oído mensajes que tienen que ver con la tentación de Cristo. Pensamos que fue algo especial el que Cristo pudiera vencer la tentación y no caer en ella pero pensamos que Cristo venció porque era Cristo. Sin embargo la Biblia dice que él fue tentado como hombre. De la misma manera en que usted y yo somos tentados (Hebreos 4:15). Jesús pudo vencer la tentación porque estaba lleno del Espíritu Santo. Nadie puede hacer frente al diablo con sus propias fuerzas. Aún el apóstol Pablo dice "todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13). Sin la fortaleza de Cristo no podemos hacer nada.
  • La Llenura Para Discernir Espíritus Y Doctrina
La llenura del Espíritu Santo es necesaria para poder discernir las falsas doctrinas. En el tiempo en que vivimos, donde existe tanta confusión, es fácil dejarse engañar por falsas doctrinas. Si escudriñamos la Biblia y crecemos en conocimiento, y somos llenos del Espíritu Santo, podremos darnos cuenta rápidamente de que es lo correcto y que es lo falso.
El apóstol Pablo se encontraba en Efeso cuando pudo discernir que un hombre estaba lleno del Espíritu Santo.
Los falsos profetas y maestros, normalmente tuercen la Biblia para poder probar sus doctrinas erradas. Es necesario tener la llenura del Espíritu Santo para poder discernir y exponer tales enseñanzas. Satanás hizo precisamente eso cuando quiso engañar a Jesús. Le presentó textos torcidos para que Jesús fuera engañado. Los falsos maestros presentan las mentiras tan bien "envueltas" y tan bien "preparadas", que son fácilmente creíbles. Aún personas con conocimiento y estudios, caen en ellas. Si usted está lleno del Espíritu Santo, no caerá en estas trampas del diablo.
La Biblia dice que el diablo se disfraza de ángel de luz, que También sus ministros se disfrazan de ángel de luz. Un falso maestro se puede presentar como muy Espiritual, y hasta hacer creer a otros que es alguien enviado de Dios y que está lleno del Espíritu Santo. Normalmente, los falsos profetas y maestros, suelen pretender tener conocimiento especial de parte de Dios. También suelen hacer creer a otros que ellos si son Espirituales y que se comunican con Dios mas que nadie. Tienen palabrería y carisma y solamente una persona llena del Espíritu Santo podrá darse cuenta de quién verdaderamente es esta persona. Otros pretenden hacer creer que reciben mensajes y revelaciones de parte de Dios y hasta que luchan con el diablo y ven los demonios. Cosas que se parecen a las verdaderas pero que son mentira.
Es también importante poder rechazar el legalismo que se levanta en nuestras congregaciones y en el pueblo cristiano. Nunca faltan aquellos que se oponen a la sana doctrina de la Gracia y se empeñan en subyugar a los creyentes a todo tipo de legalismos y tradiciones de hombres.  En el libro de Hechos se relata un suceso que tomó lugar en los comienzos de la Iglesia cristiana. Algunos de los Judíos convertidos al cristianismo querían hacer que los gentiles cristianos se circuncidaran y guardaran la ley de Moisés.
En Hechos 15 se tuvo que llevar a cabo en Jerusalén el primer concilio de la Iglesia Cristiana para resolver el problema de los judaizantes que querían seguir imponiendo cargas a los nuevos creyentes en Cristo que eran de descendencia gentil. El Espíritu Santo guió a los apóstoles a ordenar a los gentiles que no tenían que guardar la ley.  Solamente una persona llena del Espíritu Santo podrá discernir entre lo que es sana doctrina y lo que es falso.
La llenura para una ocasión especial
Una persona que es llena del Espíritu puede aún así volver a ser llena del Espíritu. Es algo que nosotros no podemos entender con nuestra mente humana, pero es así. Esta llenura especial del Espíritu puede venir para preparar al creyente para realizar una tarea específica o para atravesar una situación difícil. Es una forma de preparación especial que Dios le da por medio del poder del Espíritu Santo. Hay en la Biblia distintos ejemplos de personas que habían sido llenas del Espíritu Santo, Vivian llenos del Espíritu Santo y aún así fueron llenas del Espíritu Santo una vez más.
  • Para Predicar O Testificar Con Denuedo (Valor)
Esta llenura del Espíritu Santo puede venir sobre alguna persona para darle denuedo para predicar o exponer la Palabra del Señor con poder en momentos específicos. Anteriormente habíamos visto que el apóstol Pedro había sido lleno del Espíritu Santo el día de Pentecostés y había predicado y se añadieron a la iglesia como tres mil personas aquel mismo día. Ahora, Pedro era lleno una vez más del Espíritu Santo.
En Hechos 4:8, el apóstol Pedro fue lleno del Espíritu Santo para hablar a los gobernantes y ancianos de Jerusalén cuando comenzaba la persecución de los cristianos. "Entonces Pedro,lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, ancianos de Israel…". Esto causó que Pedro y Juan terminaran siendo tomados bajo custodia por los principales Judíos quién les amenazaron para que no continuaran predicando acerca de Jesús. Cuando fueron puestos en libertad, vinieron y a los suyos [los demás apóstoles], y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos le habían dicho. Después de haber oído lo que Pedro y Juan les había dicho, todos los presentes se propusieron orar, y una vez mas fueron llenos del Espíritu Santo.
En Hechos 4:31 nos dice que Pedro junto con todos los demás que estaban orando, fue una vez mas, lleno del Espíritu Santo y hablaba(n) con denuedo la Palabra de Dios. "Cuando hubieron orado, el lugar donde estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la Palabra de Dios" (Hechos 4:31.)  Si dice “todos” entonces esto significa que Pedro y Juan fueron una vez más llenos del Espíritu Santo.  Nuevamente, esto nos indica muy fuertemente que la llenura y el bautismo con el Espíritu no es lo mismo.  Nunca se dice que una persona fue “bautizada” por el Espíritu Santo una vez y luego ‘volvió’ a ser “bautizado” con el Espíritu Santo, sin embargo vemos que con la llenura esto sucede una y otra vez. 
  • Para Desempeñar El Oficio De Líder
Para ser líder en la congregación el requisito más importante es el ser lleno del Espíritu Santo. Un hombre lleno del Espíritu Santo podrá ser buen líder del rebaño. El líder lleno del Espíritu Santo en su vida diaria tendrá la visión necesaria para poder guiar sus ovejas. Un líder lleno del Espíritu Santo tendrá el fruto del Espíritu: Amor, Gozo, Paz, Paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, irreprensible, fiel a su esposa, sobrio, prudente, no-dado al vino, apacible, no codicioso de ganancias deshonestas, no avaro, buen gobernador de su casa y tendrá buen testimonio para con todos. (Gálatas 5:22-23; 1 Timoteo 3:2-7)
  • Para Tener Fuerza En La Adversidad
Si bien, podemos tomar el ejemplo de Esteban. Esteban era un hombre lleno del Espíritu Santo cuando fue escogido como diácono. Esteban continuó siendo un hombre lleno del Espíritu Santo. En Hechos 6:8 vemos que Dios hacia grandes prodigios y señales entre el pueblo por mano de Esteban. Esteban fue perseguido y se convirtió en el primer mártir de la iglesia. Mientras era muerto a pedradas, Esteban fue lleno del Espíritu Santo. "Puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios y dijo: He aquí veo los cielos abiertos y a al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios". (Hechos 7:55). Esteban mientras moría, perdonaba a aquellos que le mataban. Esteban fue lleno del Espíritu Santo para poder hacer frente a la muerte cruel que sufrió.
Habrán momentos en la vida cuando situaciones difíciles se levanten contra el creyente; persecución, pruebas, dificultades, tentaciones, controversias, etc., y se necesitará ser lleno del Espíritu para poder vencer. Dios, tal como lleno a Esteban, nos puede llenar a cada uno de nosotros cuando la dificultad y la adversidad llegue a nuestra puerta. Que bueno que podemos depender del Espíritu Santo en nuestros momentos difíciles. Jesús mismo nos prometió que nos daría un "Consolador" el cual estaría con nosotros en todo tiempo.
El Peligro De No Ser Llenos Del Espíritu
El creyente que no es lleno del Espíritu corre un gran peligro en su vida espiritual. El no ser lleno del Espíritu Santo es lo mismo a ser carnal. En la vida cristiana, se es espiritual (tendiendo a lo celestial) o se es carnal (tendiendo a lo terrenal.)  No se puede ser espiritual y carnal a la misma vez. Es decir, nos dejamos guiar por el Espíritu Santo o por la carne. El apóstol Pablo habla de ser “llenos del Espíritu” en Efesios 5:18, pero antes de darnos esta orden nos advierte que dejemos de hacer lo que podemos identificar como lo opuesto a ser lleno del Espíritu.
El apóstol Pablo dice "No os embriaguéis con vino en lo cual hay disolución".  Lo que esto significa es que el ser dado a la bebida es un signo de falta de espiritualidad (relación con Cristo), esto es ser carnal. Cuando se es un cristiano carnal se corre un gran riesgo en la vida cristiana. Es como manejar un automóvil sin aceite. No se puede llegar muy lejos, pronto el automóvil estará con el motor destruido y la reparación de un motor destruido es costosa. Puede ser costoso el daño espiritual que se sufra por no ser lleno del Espíritu. Una persona que se deja llevar por su carne, será engañada al pensar que esta haciendo lo correcto. Es decir, esta persona esta ciega espiritualmente (sin capacidad de discernimiento). Cuando esa persona se llega a dar cuenta de los errores cometidos por no estar lleno del Espíritu, puede costar demasiado él volver a estar en una posición de vencedor y los daños ocasionados pueden haber sido devastadores tanto para el cómo para otros. Por no ser lleno del Espíritu se puede caer en adulterio, fornicación, mentiras, engaños, peleas, etc. Lea Gálatas 5:19-21 para una lista más amplia. Lo triste de esto es que personas que un tiempo estuvieron llenas del Espíritu, también pueden llegar a encontrarse en esta grave y difícil situación. Por tal razón el ser lleno del Espíritu debe ser algo constante y continuo en la vida de TODO creyente sea un líder en la iglesia o sea un recién convertido.
Otro aspecto que no debe olvidarse es que nuestra lucha no es contra carne ni sangre. Satanás, nuestro enemigo, no dejará de atacar. Los días malos llegarán a nuestra vida. Si no estamos preparados Espiritualmente por medio de la llenura del Espíritu Santo, jamás podremos vencer. Anteriormente vimos que la llenura del Espíritu Santo nos ayuda a tener fuerza en medio de la dificultad.
¿Cómo Se Recibe La Llenura Del Espíritu Santo?
Siempre que vemos en la Biblia, aquellos creyentes que fueron llenos del Espíritu Santo, nos encontramos que esta llenura era producto de "algo" en especifico. Todo creyente debe de buscar ser lleno del Espíritu Santo, pero para poder recibir esta llenura, necesitamos tener ese "algo" en orden. Esto es para todos, los nuevos creyentes para poder vivir una vida en la plenitud que Cristo quiere y lo mas viejos para poder renovar las fuerzas. En Efesios 4:18, la Biblia nos ordena a "ser llenos del Espíritu". Lo primero que debemos entender en nuestra vida Espiritual es que, no importa si usted es un nuevo creyente, si lleva tiempo en la iglesia, si es un maestro, si es pastor o evangelista. No importa si usted es joven, o si es niño, o si es anciano. No hay requisitos ha llenar. Si usted ha recibido a Cristo como su Señor y Salvador ¡Usted puede ser lleno del Espíritu!
En el libro de Hechos vemos que en el día de Pentecostés estaban todos:
  • Comunión Con Dios
"Estaban orando"
  • Comunión Con Los Hermanos
"Estaban unánimes"
  • Unidad Y Orden Del Cuerpo De Cristo
"Estaban Juntos"
Aquí claramente vemos tres principios importantes para poder ser llenos del Espíritu Santo. Primero, la comunión con Dios a través de la oración. Segundo, la comunión con los demás hermanos, y tercero, la unidad del cuerpo de Cristo.
Estos principios son También establecidos por Dios en la carta a los Efesios 5:18-21:
No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos Espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Someteos los unos a otros en temor de Dios (Efesios 5:18-21)
En la carta a los Efesios el apóstol Pablo nos da una orden, "sed llenos del Espíritu” y luego nos presenta una lista de requisitos necesarios para poder ser llenos del Espíritu. Si nos detenemos a escudriñar esta porción tan importante de la Escritura, encontraremos que tiene mucho en común con el libro de Hechos. Veamos:
  • Comunión Con Dios
"Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo".
  • Comunión Con Los Hermanos
"Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos Espirituales"
  • Unidad Y Orden Del Cuerpo De Cristo
"Someteos los unos a otros en temor de Dios".
El apóstol Pablo nos dice que para poder ser llenos del Espíritu Santo debemos de estar en comunión con Dios. Esto se obtiene por medio de los cánticos y alabando a Dios "en el corazón", en ‘oración’ dándole gracias siempre por todo, es decir teniendo un corazón agradecido. También dice que debemos estar en comunión con los hermanos. Esto por medio del compartimiento de la Biblia, los salmos, los himnos y los cánticos. Cuando todos están pensando en una misma cosa existe la comunión, pues todos están en el mismo canal. Y por ultimo, nos dice que debemos estar sometidos los unos a los otros. Esto es humildad. Solamente aquellos que son humildes se someten. Esto También es amor. Nadie se puede someter si no tiene amor. Esto es obediencia, debemos someternos tal como la Biblia lo dice. Esto es Unidad. La unidad del cuerpo de Cristo es imprescindible para poder ser llenos del Espíritu. No podemos estar pensando en una cosa.
CONCLUSIÓN
Dios desea llenarle del Espíritu Santo. Usted puede ser lleno porque Dios así lo establece en su Palabra. Dios, no solo quiere que usted sea lleno, sino que le ordena que sea lleno. Llénese del Espíritu Santo. Comience ahora mismo. Para ser lleno:
  1. El primer paso para ser lleno del Espíritu es que tenemos que reconocer que no importa su nivel de Espiritualidad, Dios desea llenarle aún más.
  2. Sea obediente, y desee ser lleno y busque a Dios de corazón.
  3. Ordene su vida para que este en línea con la Palabra de Dios y su voluntad. Este paso es importante, una vida en desobediencia no puede recibir de Dios.
  4. De gracias a Dios por su llenura, y comenzará a ver los cambios en su vida.
  5. Siga buscando ser lleno del Espíritu.
Cuando hablo de ser llenos del Espíritu, no hablo de emociones de pelos de punta, ni de saltos y gritos ni de lenguas hasta más no poder y otras cosas semejantes que tanto confunden a nuestras iglesias. Tampoco hablo de palabras vacías ni hipocresías superficiales y manipulaciones de la emoción de las personas como muchas veces ocurre. Eso no es la llenura del Espíritu.
Hablo de lo que leo en la vida de aquellos primeros cristianos que comenzaron este ministerio tan bello de predicar la Palabra de Dios al mundo. Hablo acerca ser un canal de bendición, unificación y edificación en amor "AGAPE" para otros en el cuerpo de Cristo. Hablo acerca del poder de la predicación que convierte el pecador y sana al enfermo. Hablo del poder que restaura al caído, perdona al que ofende, expone la falsa doctrina y rechaza el error y el legalismo. Hablo acerca del poder que nos santifica dejando el pecado y buscando la verdad en Cristo. Hablo de vidas cambiadas que producen frutos al 30 al 60 y al 100%.
Hablo de una iglesia que obedece la Palabra sin cuestionar lo que esta dice y que crece por encima de las diferencias y se mueve hacia adelante para expandir el evangelio y dar gloria a Dios sobre todas las cosas. Hablo de un pueblo que esta dispuesto a dar su vida por Cristo si fuera necesario. Eso es llenura; eso es el poder del Espíritu Santo.
"Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo"
Hechos 1:8.