lunes, 13 de abril de 2015


 ¿Qué significa que Dios es amor?

Primero veamos cómo la Biblia, La Palabra de Dios, describe “el amor” y después veremos algunos ejemplos que se aplican a Dios. “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no es indecoroso, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser.” (1 Corintios 13:4-8)

Esta es la descripción que Dios hace del amor. Así es como es Dios, y los cristianos tienen que hacer de éste su meta (aunque siempre en proceso). La más grande expresión del amor de Dios nos es comunicada en Juan 3:16 y Romanos 5:8 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” Podemos ver por estos versos que el deseo más grande de Dios es que nos unamos con Él en Su hogar eterno, el cielo. Él hizo posible este camino, pagando el precio por nuestros pecados. Él nos ama, porque así lo decidió como un acto de Su voluntad. “Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión.” (Oseas 11:8). El amor perdona. “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9)

El amor (Dios) no se impone a nadie. Aquellos que vienen a Él lo hacen en respuesta del llamamiento de Su amor. El amor (Dios) muestra bondad hacia todos. El amor (Jesús) prodigó el bien a todos, sin parcialidad. El amor (Jesús) nunca codició lo que otros tenían, viviendo una vida humilde sin quejarse. El amor (Jesús) nunca se jactó de quién era en la carne, aunque Él podía dominar fácilmente a cualquiera que entrara en contacto con Él. El amor (Dios) no demanda obediencia. Dios no demandaba obediencia de Su Hijo, sino más bien, Jesús obedecía gustosamente a Su Padre celestial. “Mas para que el mundo conozca que amo al Padre y como el Padre me mandó, así hago.” (Juan 14:31). El amor (Jesús) estuvo y está siempre viendo por los intereses de otros.

Esta breve descripción del amor, revela una vida sin egoísmo, en contraste con la vida egoísta del hombre natural. Asombrosamente, Dios ha otorgado a aquellos que reciben a Su Hijo Jesucristo como su Salvador personal del pecado, la habilidad de amar como Él lo hace, a través del poder del Espíritu Santo (ver Juan 1:12; 1 Juan 3:1, 23, 24). ¡Qué privilegio y desafío tenemos!

 ¿Qué dice la Biblia acerca de la fe?

Hebreos 11:1 nos dice que la fe es "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve." Tal vez ningún otro componente de la vida cristiana es más importante que la fe. No la podemos comprar, ni vender, ni tampoco dársela a nuestros amigos. Pues, ¿Qué es la fe? y ¿Qué papel juega la fe en la vida cristiana? El diccionario define la fe como "la creencia en, devoción a, o confianza en alguien o algo, especialmente sin prueba lógica.” También define la fe como "la creencia en y devoción a Dios". La Biblia tiene mucho más que decir sobre la fe y lo importante que es. De hecho, es tan importante que sin fe no tenemos ningún lugar con Dios, y es imposible agradarlo (Hebreos 11:6). La fe es la creencia en el Dios único y verdadero, sin verlo en realidad.

¿De dónde proviene la fe? La fe no es algo que conjuramos por nuestra cuenta, ni es algo de nacimiento, tampoco es un resultado de la diligencia en estudiar o buscar lo espiritual. Efesios 2:8-9 hace claro que la fe es un don de Dios, no porque lo merecemos, lo hemos ganado, o somos dignos de tenerlo. No es de nosotros mismos; es de Dios. No se obtiene por nuestro poder o nuestro libre albedrío. Simplemente es dada a nosotros por Dios, junto con su gracia y misericordia, según su santo plan y propósito, y por eso, él recibe toda la gloria.

¿Por qué tener fe? Dios diseñó una forma de distinguir entre aquellos que le pertenecen a él y quienes no, y esto se llama la fe. Muy sencillamente, necesitamos fe para complacer a Dios. Dios nos dice que le agrada que creamos en él, aunque no lo podemos ver. Una parte clave de Hebreos 11:6 nos dice que "es galardonador de los que le buscan". Esto no quiere decir que tenemos fe en Dios sólo para obtener algo de él. Sin embargo, Dios quiere bendecir a aquellos que son obedientes y fieles. Vemos un ejemplo perfecto de esto en Lucas 7:50. Jesucristo dialoga con una mujer pecadora cuando él nos da una idea de por qué la fe es tan gratificante. "Tu fe te ha salvado; ve en paz". La mujer creyó en Jesucristo por la fe y él la recompensó por ello. Finalmente, la fe es lo que nos sostiene hasta el final, sabiendo por la fe que estaremos en el cielo con Dios por toda la eternidad. "Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y glorioso, pues [obtienen] la meta de su fe, que es su salvación" (1 Pedro 1:8-9).

Ejemplos de fe. Hebreos capítulo 11 es conocido como "el capítulo de la fe" porque en él se describen grandes actos de fe. Por la fe Abel ofreció un sacrificio agradable a Dios (v. 4); por la fe Noé preparó el Arca en una época cuando la lluvia era desconocida (v. 7); por la fe Abraham salió de su casa y obedeció el mandato de Dios de ir sin saber a dónde, luego voluntariamente ofreció a su único hijo (vv. 8-10, 17); por la fe Moisés condujo a los hijos de Israel fuera de Egipto (vv. 23-29); por la fe Rahab recibió a los espías de Israel y salvó su vida (v. 31). Muchos héroes de la fe se mencionan "los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros" (vv. 33-34). Claramente, la existencia de la fe se demuestra por la acción.

La fe es la piedra angular del cristianismo. Sin demostrar fe y confianza en Dios no tenemos lugar con él. Creemos en la existencia de Dios por la fe. La mayoría de las personas tiene un concepto vago, inconexo de quién es Dios pero falta la reverencia necesaria para su posición exaltada en sus vidas. Estas personas carecen de la verdadera fe necesaria para tener una relación eterna con el Dios que les ama. La fe nos puede fallar a veces, pero porque es el regalo de Dios, dado a sus hijos, él provee tiempos de prueba y dificultad para demostrar que nuestra fe es real y para afilar y fortalecerla. Esto es por qué Santiago nos dice tenerlo por "sumo gozo" porque la prueba de nuestra fe produce perseverancia y nos madura, aportando la evidencia que nuestra fe es real (Santiago 1:2-4).

 ¿Cómo deben los cristianos defender su fe en un mundo tan anticristiano?

Como cristianos, las dos cosas que podemos hacer para luchar por Cristo son vivir de acuerdo a Su Palabra y crecer en nuestro propio conocimiento de Él. Cristo dijo: "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres..." (Mateo 5:16). Esto significa que debemos vivir y actuar de una manera compatible con el Evangelio. También debemos armarnos con conocimientos, tanto del Evangelio (Efesios 6:10-17) como del mundo que nos rodea. 1 Pedro 3:15 dice, "…santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros." Todo lo que podemos hacer es vivir y enseñar como lo haría Cristo y dejar que Él se ocupe del resto.

Los críticos del cristianismo se han vuelto más vocales recientemente. Esto es en parte porque hay mucha gente que no cree en Dios o no entiende la verdad sobre Él en absoluto. Sin embargo el aparente incremento de anti-cristianos es también debido a la percepción. Como con muchos temas, quienes verdaderamente desprecian el Cristianismo son los más ruidosos y vocales de los no creyentes. La gran mayoría de aquellos que no creen, no les importa lo suficiente como para molestar a los creyentes. Los pocos incrédulos enojados, vocales, y amargos hacen suficiente ruido como para parecer más numerosos de lo que son.

El insulto típico de la multitud no religiosa es referirse a los creyentes como "ignorantes", "estúpidos", "cerebros lavados", o de lo contrario sugieren que quienes tienen fe son menos inteligentes que quienes no la tienen. Cuando un cristiano defiende inteligentemente su fe, los términos cambian a "intolerantes", "extremistas", o "fanáticos". Cuando personas que saben que el creyente es amable y cariñoso oyen esto, el ateo empieza a parecer el tonto que él o ella es (Salmo 53:1). La mayoría de los no creyentes no tienen razón personal para ver a los cristianos negativamente, pero a veces escuchan tanto de los anti-cristianos ruidosos que asumen es así. Necesitan ejemplos de vidas semejantes a Cristo para ver la verdad.

Por supuesto, cuando alguien que dice ser un cristiano dice o hace algo que no es típico de un verdadero cristiano, la ruidosa multitud enfadada está ahí para identificarlo como un hipócrita religioso típico. Esto es algo que hemos sido avisados a esperar (Romanos 1:28-30; Mateo 5:11). La mejor cosa que hacer es citar un pasaje de la Biblia que habla contra lo que hizo la persona. Y recordar a los ateos que sólo porque una persona dice que es cristiano, y aunque él piensa que él es un cristiano, eso no significa que en verdad es un cristiano. Mateo 7:16, 20 nos dice que los cristianos verdaderos serán conocidos por sus hechos, no sólo por su profesión. Y recordar a los críticos que absolutamente nadie vive sin pecar en absoluto (Romanos 3:23).

Una cosa importante a recordar es que nadie, no importa lo persuasivo que sea, puede obligar a alguien a creer lo que él no quiere creer. No importa cuál sea la evidencia, no importa cuál sea el argumento, la gente creerá lo que quiere creer (Lucas 12:54-56). La convicción no es el trabajo de un cristiano. El Espíritu Santo redarguye a personas (Juan 14:16-17), y ellos eligen creer o no. Lo que podemos hacer es presentarnos de una manera que es tan semejante a Cristo como sea posible. Es triste que haya muchos ateos que han leído la Biblia entera buscando munición contra los cristianos, y hay muchos cristianos que apenas hayan leído la Biblia en absoluto.

Es difícil para la multitud enfadada acusar a un cristiano de ser un fanático odioso y cruel, cuando esa persona demuestra una vida de bondad, humildad y compasión. Cuando un cristiano puede discutir, debatir o refutar argumentos seculares con precisión, ya no encaja la etiqueta de "ignorante". Un cristiano que ha leído los argumentos seculares y cortésmente puede exponer sus defectos, ayuda a desinflar los estereotipos avanzados por ateos. El conocimiento es el arma, y es invencible cuando dejamos a Cristo dirigirnos en cómo usarla.